La marcha tenía como objetivo llegar a la plaza de San Francisco, pero encontraron vallas metálicas que cerraban el acceso, lo que provocó roces entre los sindicalistas y la Policía Nacional. Los trabajadores expresaron su descontento, destacando que contaban con permiso para instalar una tarima en ese lugar.

Los manifestantes celebraron el rechazo en el referéndum de la propuesta para permitir los contratos laborales por horas, así como la negativa a aceptar los arbitrajes internacionales en cualquier jurisdicción, considerando que esto suponía una pérdida de soberanía.

Las políticas económicas de Noboa fueron objeto de críticas durante la marcha, especialmente después de la subida del impuesto al valor agregado (IVA) y ante la posibilidad de reducción de los subsidios a los combustibles. Los sindicatos anticiparon su resistencia ante posibles medidas económicas del gobierno, luego de cerrar un programa crediticio con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 4.000 millones de dólares.