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Escándalo

VIDEO | Se le viene la noche: el caso "Nene" revivió las tensiones internas en el Gobierno de Noboa

La detención del hijo de la vicepresidente, Verónica Abad, salpicó a la gestión de Daniel Noboa y reavivo la brecha entre ambos dirigentes.

El Gobierno de Daniel Noboa atraviesa un turbulento momento, lleno de tensiones internas y acusaciones que generan un duro desgaste en su imagen, a raíz de la detención del hijo de la vicepresidente Verónica Abad, quien fue acusado por tráfico de influencies.

El caso “Nene”, como fue denominado, involucra a Sebastián Barreiro, hijo de la vice, con la tramitación ilegal de cargos públicos, que derivó su detención y traslado a una prisión de máxima seguridad.

El escándalo salpica al Gobierno y pone de cabeza el panorama político, a menos de un año de las próximas elecciones, que tendrán lugar en febrero del 2025, y en el Parlamento ya han comenzado a pedir político de censura contra Abad.

Apeada del Gobierno y con residencia en Israel desde poco después que el presidente Daniel Noboa la enviará a Tel Aviv como embajadora, Abad ha dado muestras de resistir los desafíos de una ruptura política con el mandatario, con quien llegó al poder tras vencer en tándem en las votaciones extraordinarias de agosto del año pasado.

El hijo de la vicepresidenta fue detenido el jueves en su despacho en la ciudad andina de Cuenca, donde reside, pero el tribunal que lleva la causa lo trasladó a la cárcel en la jurisdicción de Guayaquil.

Según el analista Ramiro Aguilar, este parece ser un caso evidente de manejo político, independientemente de que se compruebe el delito imputado, pues parece desproporcionada la decisión de enviarlo a La Roca, donde hay condenados por homicidios, narcotráfico y otro tipo de casos de esa índole.

Además, dijo Aguilar a la agencia EFE, el hecho de haber enviado a Barreiro a una cárcel de máxima seguridad en una jurisdicción distinta a la suya, con una orden de prisión preventiva (sólo para investigación), parece ser excesiva.

Por ello, no es difícil suponer que "hay un claro interés político", insistió tras coincidir con otros analistas que creen que es una maniobra para forzar una eventual dimisión de la vicepresidenta antes de que inicie la campaña electoral.

Y es que el presidente Noboa, que piensa presentarse a esos comicios para repetir el cargo en 2025, debería encargar la conducción del país a la vicepresidenta, como manda la Constitución, para poder dedicarse a la campaña electoral.

El distanciamiento entre Abad y Noboa es tan evidente que aviva la posibilidad de que el fin consiguiente sea el de que ella se retire del escenario político, apuntó Aguilar.

Si ello ocurriera, el cargo vacante de Abad debería ocuparlo otra persona designada por el Parlamento, incluso el mismo presidente del Legislativo, el socialcristiano Henry Kronfle.

El periodista y analista político Juan Carlos Calderón estimó en declaraciones a medios, por su parte, que podría ser una figura ligada al correísmo, el movimiento liderado por el expresidente Rafael Correa, un extremo con el que difiere Aguilar, por considerar que ese grupo también pujará por ganar las elecciones y no contaminarse con el eventual desgaste del Gobierno.

De momento, la clase política ecuatoriana parece estar apurada por el tictac del cronómetro electoral, ya que en política "los tiempos son rapidísimos y, a veces, no hay tiempo para reaccionar", agregó.

"La campaña empieza en noviembre, Noboa deberá renunciar en diciembre" para dedicarse al proselitismo, recordó Aguilar, que insistió en que la eventual retirada de Abad de la escena política podría tener alguna relación con el caso de su hijo.

Por eso reiteró que, en su criterio, la acusación por la que es ahora investigado Barreiro puede "ser cierta o, tal vez, hasta provocada", pero señaló que el manejo que se está dando al caso tiene claros indicios de cómo actúan los intereses políticos en ciertas decisiones judiciales.

Pese a ello, Aguilar subrayó que Abad no es "un hueso fácil de roer" y que podría también resistir en el eventual juicio político en el Parlamento o ante la presión para que dimita.

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