Lo que se espera del ganador en las urnas es que tenga liderazgo y conocimiento de la administración pública. Debe inspirar una generación que estudia y trabajo, bajo el racionamiento de energía.

El próximo Presidente, no debe generar polémica, debe construir soluciones en matrimonio entre el sector público, privado y la académica.

Este mandatario electo, que resulte de la cita en las urnas en el mes de febrero, está llamado a resolver los problemas de los ciudadanos. No puede darse por vencido al primer obstáculo.

El ganador de la elección del presidencial en el año 2025, debe ser que tendrá muchos ojos encima, a nivel nacional e internacional. No se puede asustar. Debe gerenciar al país con una visión al 2100.

El próximo presidente debe imponer respeto. Siempre trabajará con la cancha llena, es decir como una final de un Mundial de Fútbol. Sino lo hace bien, incluido el Gabinete, recibirá muchos goles encontra. El primero de su propia familia. El segundo el de sus votantes.

El presente y futuro del país pasa por un voto informado. No por la coyuntura. Sino en que país quieren vivir los habitantes ecuatorianos, fuera de los apellidos de los candidatos y las alianzas políticas.

(*) Internacionalista, experto en marketing de ciudad, comunicador social y periodista. Escritor. E mail carlosaugustovillotasantacruz@gmail.com