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Creencias

Los mitos que deben desterrarse de la lactancia materna

El boca a boca es uno de los canales de comunicación más efectivos que existe.

Es importante eliminar los numerosos mitos y falsas creencias, transmitidos culturalmente que promueven actitudes negativas hacia la lactancia materna.

El boca a boca es uno de los canales de comunicación más efectivos que existe.

De hecho, funciona tan bien, con tanta velocidad, que en ocasiones convierte en verdad universal afirmaciones que no son más que falsos mitos. Esto ocurre, sin ir más lejos, con la lactancia materna, uno de los temas de conversación intergeneracionales preferidos.

Lactancia materna

Hay varios mitos que son fáciles de explicar, por ejemplo: es normal que el pecho duela. Si el pecho duele al dar de mamar es que hay algo que no está haciendo del todo bien o qué ocurre alguna infección o problema de salud similar en la zona. Es frecuente que al comienzo existan problemas de adaptación o que el pequeño no consiga succionar de forma correcta, lo cual puede ser molesto, pero si existe dolor hay que compartirlo con la matrona para que que te ayude a encontrar el origen del problema porque no es algo que debas normalizar.

La lactancia deforma el pecho. Es falso que la lactancia deforme el pecho en términos generales porque el gran cambio que se produce en el pecho de una mujer tiene lugar durante el embarazo, y este no depende de si la futura madre va a alimentar a su hijo con leche materna o no.

Es un cambio hormonal que se desencadena con la gestación. Más allá del embarazo, el pecho de la mujer cambia en función de otras variables como son la edad, la grasa corporal y factores genéticos, pero la lactancia no lo deforma a excepción de si se producen heridas, grietas y demás agresiones reversibles derivadas de una lactancia que no se está llevando a cabo de la manera adecuada.

Se debe dar siempre de los dos pechos en cada toma. Ni mucho menos hay que agobiarse por el hecho de un bebé lactante no tome los dos pechos en la misma toma. Lo que dicen los médicos e instituciones especializadas al respecto es que el primer pecho se debe vaciar de forma completa antes de dar el otro porque así existe la garantía de que el pequeño toma la leche más nutritiva, que sale al final. Si luego quiere más, se le puede ofrecer el segundo pecho, pero no es obligatorio ni debe acabarlo. Basta con ir alternando el pecho que se ofrece en primer lugar en cada toma.

No hay que tomar determinados alimentos: está muy extendido en las familias la afirmación de que no se tomen determinados alimentos que cambian el sabor de la leche. Seguro que te viene a la mente el ejemplo de los espárragos.

Lo que dicen al respecto instituciones especializadas en maternidad, crianza y lactancia materna es que los cambios en el sabor de la leche no sólo no perjudican, sino que pueden favorecer que el bebé acepte los nuevos sabores una vez se inicie en la alimentación complementaria a partir del sexto mes de vida.

Además, tampoco hay evidencias de que existan ingredientes ingeridos por la madre que puedan provocar gases en el hijo lactante.

La madre tiene que alimentarse por dos: para nada. La madre debe alimentarse como lo ha hecho siempre si sus hábitos han sido saludables. Y si no lo eran, es conveniente que los revise y modifique por su salud en primer lugar. Pero no tiene que aumentar las cantidades de comida ingeridas ni durante el embarazo ni durante la lactancia.

Lo que no es falso, sino totalmente cierto, es que es muy recomendable completar las necesidades nutricionales de la exigencia de la lactancia a través de multivitamínicos.

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