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Asalto a la embajada

AMLO no perdona: el presidente de México amenaza con pedir la expulsión de Ecuador de la ONU si Noboa no se disculpa

Andrés Manuel López Obrador exige que una retractación pública por parte de la gestión del Gobierno de Daniel Noboa. (Dibujo: NOVA)

Luego de que el pasado 5 de abril México rompiera relaciones con Ecuador, a raíz del ingreso de policías ecuatorianos en la embajada mexicana para apresar al ex vicepresidente Jorge Glas, la tensión entre ambas naciones se ha mantenido en niveles alarmantes.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (popularmente conocido como AMLO) no parece dispuesto a dar el brazo a torcer e insiste en que, si la gestión de Daniel Noboa no pide disculpas por el atropello diplomático, pedirá a la ONU que expulse a Ecuador.

“Queremos es que se convierta en doctrina la decisión de Naciones Unidas de expulsar a cualquier Estado miembro que viole el derecho internacional y que viole la soberanía de los países y de sus embajadas”, declaró AMLO en la conferencia de prensa matutina que realiza cada día.

Desde el viernes 5 de abril, las relaciones entre los gobiernos y los presidentes de México y Ecuador entraron en crisis cuando el ejecutivo ecuatoriano ordenó a sus fuerzas entrar a la embajada mexicana en Quito y detener al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, condenado por corrupción por la trama Odebrecht y al que México había concedido refugio desde diciembre y asilo el día anterior.

¿Es posible que Ecuador deje de ser miembro de las Naciones Unidas ante el pedido mexicano? El director ejecutivo de la Fundación Diálogo Argentino Americano, Eduardo Diez, no lo ve factible: “Una expulsión requeriría una acción del Consejo de Seguridad y después una asamblea general que vote mayoritariamente. Eso es prácticamente imposible que ocurra. No creo que estén dadas las condiciones para que una expulsión pueda tener asidero ni consenso”.

Sin embargo, López Obrador, que se despedirá de la presidencia este año, no se da por vencido. Calificó la intervención en su cuenta de X (antes Twitter) como “un acto prepotente y vergonzoso del gobierno de Ecuador” y aseguró que es un tema que está “atendiendo”. Agradeció, además, el apoyo del presidente brasileño, Lula da Silva. Y un día después del asalto a la embajada abrió otro conflicto regional, en este caso con Lima, al anunciar que los peruanos que ingresen a México deberán contar con visas a partir del 20 de abril.

“Los arrebatos verbales de AMLO son moneda corriente. Los exabruptos de algunos jefes de Estado latinoamericanos se han vuelto una práctica habitual. Lo que sucedió es una evidencia del mal momento que atraviesan las democracias en América Latina. Una clara fragmentación a nivel regional”, apunta el politólogo, profesor de Relaciones Internacionales y consejero académico de Cadal, Ignacio Labaqui.

El profesor e investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, Juan Olameda, analiza la nueva firmeza con la que AMLO está tratando las cuestiones regionales: “Si bien López Obrador desde el inicio de la presidencia, inclusive desde la campaña, planteó que México tiene que tener un rol más activo en la relación con América Latina, al mismo tiempo, esa posición discursiva no se tradujo en hechos concretos. Decidió subsumir su política migratoria a los intereses de Estados Unidos y eso, indefectiblemente, tuvo efectos en la relación con la región. AMLO está prácticamente retirándose de la presidencia, entonces las cosas que diga y que haga, cualquier cambio de estrategia, va a quedar en quien gane la presidencia en junio”.

“México tuvo históricamente una política muy activa de asilo que fue muy notoria, por ejemplo durante los años 70 y los 80, cuando en Sudamérica en general había dictaduras. México se involucró en una maniobra para sacar a Evo Morales de Bolivia y a su vicepresidente. Y también desde hace varios años ha recibido a varios exfuncionarios de los gobiernos de Correa, en Ecuador. La cuestión puntual de Glas no es un hecho aislado”, indica Olameda.

Sobre la imposición de las visas para los peruanos necesarias para entrar al territorio mexicano, Olameda plantea que la decisión tiene que ver con Estados Unidos: “La política migratoria de México desde hace varios años está muy entrelazada con la política migratoria de Estados Unidos. Tradicionalmente la frontera sur de Estados Unidos la usaban los mexicanos para cruzar de manera ilegal, pero ya desde hace algunos años se convirtió en un lugar de paso de otros latinoamericanos, e inclusive de países de otras regiones. México desde hace tiempo ha comenzado a endurecer su política migratoria para evitar que la gente use su país como plataforma para llegar a Estados Unidos”.

Para el politólogo Labaqui, la crisis entre México y Ecuador puede tener una influencia negativa en la realidad latinoamericana. “La decisión del gobierno de Daniel Noboa sienta un peligrosísimo precedente, porque abre la puerta para que otros gobiernos se comporten de la misma manera, en un momento en el que regímenes como el venezolano y el nicaragüense persiguen a dirigentes opositores. Es un fenómeno que no es inusual en América Latina; decisiones de política exterior que se adoptan en base a consideraciones mezquinas de política doméstica ignorando las consecuencias. Si el precio a pagar por las felonías de Jorge Glas es debilitar el asilo diplomático, entonces se trata de un precio muy oneroso”, advierte Labaqui.

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