VIDEO | Oleoducto en crisis: la herencia del correísmo y la inacción actual ponen en jaque la seguridad energética
El transporte de crudo atraviesa nuevamente una situación límite. Petroecuador, operadora del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), declaró la emergencia en un tramo de la Amazonía debido a la inestabilidad del terreno, la actividad del volcán El Reventador y, principalmente, al proceso de erosión regresiva que avanza sin control tras la construcción de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, de origen chino.
La medida, con vigencia de 60 días, quedó oficializada esta semana mediante una resolución interna y permitirá realizar contrataciones directas para ejecutar obras de protección.
Ecuador dispone de tres refinerías —Esmeraldas, La Libertad y Shushufindi—, pero a medida que la demanda de combustibles crece, la falta de inversión en la ampliación y modernización de estas plantas ha limitado la capacidad de refinación del país. pic.twitter.com/6mjUadNjFT
— Marcela (@marcela_reinoso) October 30, 2025
Aunque el detonante inmediato fue la erupción del Reventador el pasado 12 de octubre —que generó caída de ceniza y movimientos de lodo—, los informes técnicos advierten que el problema central es otro: la erosión del río Coca. Instituciones como el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el Cuerpo de Ingenieros del Ejército norteamericano (USACE) y agencias federales trabajan junto al gobierno ecuatoriano en la búsqueda de soluciones para contener el fenómeno.
Un artículo publicado en febrero por investigadores estadounidenses y de la Corporación Eléctrica del Ecuador describió la situación como un “desastre natural altamente inusual” que amenaza vidas, propiedades, infraestructura estratégica y la seguridad energética del país, pues compromete tanto los oleoductos como la mayor central hidroeléctrica ecuatoriana.
La erosión ya obligó a suspender temporalmente el bombeo de petróleo en 2025, cuando un frente de deslizamiento afectó la zona del río Loco. Durante casi un mes, el SOTE y el OCP paralizaron operaciones. Desde entonces, Petroecuador ha debido modificar reiteradamente el trazado del ducto, construyendo nueve variantes de emergencia desde 2020 y trabajando en una décima en Napo.
Los especialistas de la estatal advierten que la nueva ruta también enfrenta un terreno inestable, con rocas fracturadas y sueltas que dificultan el avance de maquinaria y aumentan el riesgo de derrumbes. Un colapso podría fracturar el oleoducto y provocar un derrame de magnitud en plena Amazonía.
La declaratoria de emergencia permite acelerar decisiones y evitar procesos licitatorios largos, pero analistas consideran que la reacción llegó tarde. “El SOTE y el OCP están atrapados entre dos amenazas naturales que no se han enfrentado con planificación estructural”, señaló la académica Carolina Bernal, quien insiste en la necesidad de reubicar de manera definitiva el oleoducto hacia la margen derecha del río Quijos.
El SOTE es vital para la economía ecuatoriana: más del 60 por ciento de las exportaciones de crudo dependen de su funcionamiento. Cualquier interrupción impacta directamente en los ingresos fiscales y en la estabilidad de las finanzas públicas.
El megaproyecto Coca Codo Sinclair, impulsado durante el gobierno de Rafael Correa y presentado como la obra energética más grande del país, había sido diseñado con una vida útil de 50 años. Sin embargo, especialistas como Bernal advierten que, en el mejor de los casos, apenas alcanzará los 15 años de operación debido al rápido deterioro del río Coca.








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