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Irresponsabilidad

La discriminación como política de Estado: Noboa canceló unilateralmente un acuerdo migratorio con Venezuela

El presidente Daniel Noboa se lleva mal con el mundo. (Dibujo: NOVA)

El presidente Daniel Noboa decretó de manera unilateral el fin del Estatuto Migratorio que durante casi quince años garantizó derechos y protección a la comunidad venezolana en el país, una medida que implica un retroceso en materia de integración y resguardo de personas en situación de vulnerabilidad.

A través del Decreto Ejecutivo 123, firmado el 12 de septiembre, la administración de Noboa anuló “en todo su contenido” el acuerdo alcanzado en 2010 entre los entonces mandatarios Rafael Correa y Hugo Chávez.

Este instrumento, vigente desde 2011, se había convertido en un modelo de cooperación regional al simplificar el acceso a visas y residencias para los ciudadanos venezolanos, evitando su criminalización y favoreciendo su integración social.

El estatuto reconocía como principio fundamental que ninguna persona es ilegal y otorgaba especial protección a sectores vulnerables como mujeres embarazadas, personas con discapacidad o pacientes con enfermedades graves. Su derogación deja a miles de migrantes en situación de mayor desprotección y los obliga a enfrentar un régimen migratorio más rígido y burocrático, con un alto riesgo de caer en la irregularidad, ser explotados laboralmente o incluso deportados.

La decisión de Noboa ya había comenzado a gestarse en marzo, cuando ordenó a la Cancillería iniciar el proceso de denuncia del estatuto bajo el argumento de un recorte en los fondos internacionales destinados a programas migratorios y la necesidad de reforzar la “seguridad del Estado”.

En paralelo, desde el 1 de septiembre Ecuador exige visa a ciudadanos de unos cuarenta países, entre ellos Venezuela, como requisito para ingresar al territorio nacional.

El decreto, que responde a una línea política de endurecimiento migratorio, supone un alineamiento del gobierno de Noboa con los sectores más conservadores del continente y con la estrategia de Washington.

Al mismo tiempo, debilita de manera significativa los esfuerzos de integración y unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños, dejando a la comunidad venezolana en Ecuador en una situación de extrema fragilidad.

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